miércoles, 4 de abril de 2012

Biografia de Charlie Hernandez. Este salmista puertorriqueño nos cuenta acerca de sus años de lucha contra la homosexualidad y cómo Dios lo ha ido restaurando.
Carlos Josué Hernández estaba a punto de entrar en la adolescencia cuando su castillo de ladrillos se derrumbó. Una corta conversación un sábado en la mañana bastó para que un castillo de arena se levantara. Un asunto de adultos estreme­ció su hogar. Su mamá les anunció a él y sus dos hermanos que se iba a divorciar. Su papá se iría a rehacer su vida con otra dama, por lo que ya no regresaría a dormir bajo el mismo techo.

Hasta ese entonces, la niñez de Charlie —apodo por el cual todos lo conocen— había sido bastante estable. Se caracterizaba por tiempos de compartir en familia con sus tíos, abuelos y primos, además de juegos, deportes y buenas calificaciones. Sus padres se conocieron en la iglesia, ya que cada uno se había criado en el evangelio. De hecho, sus abuelos fueron de los fundadores de la iglesia Discípulos de Cristo en Puerto Rico.

Para ese mismo tiempo, Charlie había aceptado a Jesús como su Salvador durante una campaña del evangelista Nicky Cruz. A los doce años de edad, comenzó a sentir pasión por la música. Sin embargo, aquella mañana su perspectiva de la vida se nubló, y la semilla de desalien­to comenzó a germinar. Charlie no entendía el repentino distanciamiento de su padre y el cambio radical en su círculo familiar. Mientras, su mamá le hablaba de sus frustraciones por "la otra" y se había alejado de Dios. Charlie se encontraba en un momento vulnerable a su corta edad, cuando un familiar supuestamente comprensivo y amoroso le desgarró la inocencia. Fue abusado sexualmente. Ahora, había una semilla distinta plantada en sus adentros.

Charlie desarrolló interés sexual por otros hombres, y llegó a sostener relaciones con algunos. Una lucha sin cuartel comenzó a desatarse. Por más que oraba, la atracción latía. A solas, pedía: "¡Señor, quítame esto!", pero nada sucedía. Su lucha contra la homosexualidad pasó a ser un secreto de estado, ya que en una sociedad machista, el temor a la burla era peor que confesarse. "Desarrollé un miedo espantoso de ser descubierto", manifestó Hernández en una reciente entrevista con Vida Cristiana.

Entró a la universidad; continuó puliendo sus habilidades musicales; y formó parte de ciertas agrupaciones. Al poco tiempo, tuvo un reencuentro con Jesús en un retiro espiritual en el cual su mamá daba una charla. Ella había vuelto a dedicar su vida a Cristo. Luego, conoció a Diodany "Nany" Rivera, una joven de 17 años, nacida en su mismo pueblo de Bayamón, Puerto Rico. Nany compartía, al igual que él, la misma pasión por la música y también se había criado en un hogar cristiano. Duraron cuatro años de novios, y, en 1985, se casaron. Durante el noviazgo, Charlie le fue sincero en cuanto a su lucha contra la homosexuali­dad. Ella simplemente pensó que lo podía cambiar.

Charlie no deseaba esos sentimientos, pero no podía deshacerse de ellos por su propia fuerza. "Muchas veces, lo intenté con horas de oración, días de ayuno, lectura y estudio ince­sante de la Palabra, experiencias de libera­ción, aislamiento voluntario y así sucesivamente. Todas ellas [maneras] muy edificantes para el espíritu, pero en nada podían con los apetitos de mi carne", manifestó Hernández abiertamente. Continuó su doble vida, aunque seguía ministrando musicalmente por las iglesias. Gracias a la popularidad de sus discos, creó un renombre en el ámbito musical cristiano, especialmente en su país.

Nany llevaba más de una década encubriendo el secreto, pues se enteraba de la infidelidad de su esposo, pero cada vez lo perdonaba y se convencía de que era capaz de cambiarlo.

Para el 1999, decidieron mudarse a la Florida. Charlie y Nany tienen cuatro hijos, los tres últimos con autismo. Esta es una enfermedad en la cual la persona demues­tra escasa interacción social, lleva a cabo limitadas y repetitivas actividades, y tiene dificultad para comunicarse verbal y no verbalmente. Dado que se les hacía difícil conseguir las ayudas necesarias para tratar dicha condición, determinaron que en Estados Unidos los pequeños tendrían mejores oportunidades de superarse y podrían recibir los tratamientos apropiados. Nany se mudó primero junto con los niños: Anneliesse, hoy día de 19 años de edad; Josué, 14; Laura, 12 y Joseandreé, 10. Charlie se quedó solo y vulnerable.

Una vez más, Charlie inició una relación ilícita. Esta vez fue con un joven que conoció en un concierto, y que le había escrito una carta en la que le contó que había sido abusado durante su niñez. "La afinidad que tuvimos fue tal que, al menos en mí, llegó a adormecer toda conciencia de error o pecado, al punto de racionalizar nuestra relación como una de amor genuino", le manifestó Charlie a Vida Cristiana.

Charlie ya se había trasladado a los EE.UU. junto a su familia, pero continuaba su relación a distancia con el joven. Un día, por casualidad, Nany alcanzó escuchar una conversación entre ambos. Con eso, ya no necesitaba una prueba más contundente; ese fue un momento clave en que no pudo negar más su realidad. "Era como el Espíritu Santo diciendo: 'Ahí está. ¿Qué otra prueba quieres?'", le compartió Nany a Vida Cristiana. Finalmente, la venda se le cayó de los ojos y salió de la negación. Confrontó a su esposo: o buscaba ayuda para sanarse de una vez o continuaba su rumbo solo con ese joven. "En ese momento, un frío me recorrió por todo el cuerpo, y sentí la carcajada de Satanás apretando mi cerebro y mi alma. Una terrible sensación de vacío y soledad me invadió y me sobrecogió”, admitió el intérprete y escritor de la canción "Hay un hombre en la cruz".

Justo el día de la crisis, recibieron un correo electrónico del director del ministerio Hijos del Padre (www.elhijoprodigo.org), el pastor Rigoberto Carrión. Hace alrededor de 20 años que este ministerio se dedica a ayudar a las personas que desean abandonar el estilo de vida homosexual. El propio Carrión fue abusado sexualmente a los 6 años de edad, y vivió como homosexual por 34 años. Tuvo un encuentro con Jesús donde le explicó que "la homosexualidad es el demonio de Sodoma que se apodera de hombres y mujeres y los hace ser así”. Hoy día, lleva más de 10 años casado con Sonia, y han sido cientos los hombres y las mujeres que han sido liberados a través del ministerio Hijos del Padre.

Charlie admite que Dios le venía dando advertencias, a través de sueños a su esposa y amigos allegados, pero el temor lo mantenía atado. "Lo último que yo pensaba era poder admitir públicamente que yo tenía una lucha con esto." Para él, significaba tener que confesar lo que consideraba como "el último pecado en la lista", el mismo del cual pocos se atreven a hablar.

Al final, Dios le tendió una trampa, ¿y ahora qué? Optó por ser transparente y, por catorce meses, se alejó de todo lo relacionado con el ministerio musical cristiano.

El poder de la confesión

Mientras oraba buscando dirección para escribir este artículo, Dios me llevó al pasaje bíblico en el cuarto capítulo de Juan. Jesús le hablaba a una samaritana que, para evitar un encuentro con el prejuicio, fue a buscar agua a un pozo a una hora en la que no se iba a encontrar con judíos. Sin embargo, a pesar de su vergüenza y temor al rechazo, el Maestro hebreo estaba esperándola para darle el agua de vida que saciaría su sed de una forma eterna.

"Vé, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: 'No tengo marido' Jesús le dijo: 'Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad'" (Juan 4:16-18). Tan pronto ella confesó la verdad, que el hombre con el que vivía no era su esposo, se le abrió la puerta para recibir la nueva vida que Jesús quería darle. Fue en ese instante que comenzó su proceso de liberación. Dios la probó para ver si se atrevía admitir el pecado de promiscuidad que se había apoderado de su vida, pero cuando vio su transparencia, obró en su corazón. Él conocía bien el potencial de evangelista que ella tenía, pero tuvo que confrontarla para poder usarla mucho más de lo que ella hubiese podido imaginar.

El caso de Charlie fue similar al de la samaritana en cierto modo. Debe ser porque los principios de Dios no cambian ni con el pasar de más de 2,000 años. Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Esto no quiere decir que Dios no usaba a Charlie, porque los dones que por gracia nos obsequia, el Señor no los arrebata, sino que bajo la circunstancia pecadora en que vivía, jamás iba a poder llegar a su máximo potencial.

Charlie y Nany, de 45 y 44 años de edad respectivamente, enfatizan que no fue hasta que cada uno decidió abrirse y confesar su pecado al Cuerpo de Cristo, que se inició el proceso de restauración de cada uno. Nany admitió su codependencia e idolatría por su esposo. "Yo estaba en una negación; estaba al punto donde yo [creía que] era el Espíritu Santo, y no era eso. Era Dios el que tenía que hacer el cambio." Ambos están de acuerdo en que ella lo que hizo fue encubrir en vez de cubrir. "Cuando tú encubres, mantienes una atmósfera donde la persona sigue operando en ese pecado; cuando cubres, llevas a la persona a un punto de confrontación sin soltarla, para que la persona se dé de frente con su realidad y con la necesidad de responder", explicó Charlie.

Charlie entiende que esa disponibilidad a ser transparente ha sido uno de los factores que lo ha ayudado a mantenerse alejado de la homosexualidad en estos últimos ocho años. "Te diría que lo que me está permitiendo mantenerme y evitar caer es precisamente estar abierto a la comunicación." Charlie expone su testimonio y da consejos en su libro Atrévete a ser transparente, publicado por Casa Creación. El salmista de temas como "Sin ti" y "Cuando creo perderlo todo" nos manifestó que la idea del libro es hacer que la Iglesia se interese en "la importancia de trabajar con estos asuntos que están sin resolverse hoy día". Él entiende que el Cuerpo de Cristo necesita exponerse a un modelo de restauración en el que se le pueda ofrecer ayuda a las personas que desean salir del estilo de vida homosexual.

Por otro lado, Charlie y su esposa admiten que el apoyo que han recibido de ciertos líderes, de sus respectivos padres y familiares, y de su iglesia, ha sido vital para ellos. Mentores como sus pastores, Roberto y Awilda Candelario, de la Iglesia Centro de la Familia Cristiana en Orlando, Florida; Rigoberto y Sonia Ca­rrión; y Rey Matos, pastor de la Iglesia Ministerio Cristiano Catacumbas # 5 en Mayagüez, Puerto Rico, forman parte vital de su sistema de apoyo. Además, el hecho de asistir a grupos de apoyo y las conferencias de Exodus International (www.exodus-international.org), una organización que refiere ministerios de ayuda a quienes buscan salir de la homosexualidad, así como la lectura de libros como Restoring Sexual Identity (Restaurar la identidad sexual) de Anne Paulk, también los ha ayudado.

Es un proceso

Al estudiar este tema de la restauración de la homosexualidad, notamos que es un proceso y no suele ser algo instantáneo. Le preguntamos al pastor Carrión por qué la sanidad no es instantánea, a lo que explicó: "La persona trae unas experiencias traumáticas, con un mal desarrollo en el hogar, problemas de autoestima, malas enseñanzas e influencias. Es todo un bagaje. No es tan fácil desmontar eso con una intercesión simple. Sí tenemos casos de personas que con muy poco han logrado unos efectos más rápidos, pero el proceso continúa siempre porque, aparte de eso, el pecado sexual es un pecado contra la carne. Entonces, es la persona la involucrada. No viene siendo un proble­ma espiritual; viene a ser una situación emocional, mental. Los sentidos están envueltos en esto. Entonces, tiene que pasar un tiempo de experiencia con Dios y consigo mismo, para ir escogiendo entre lo bueno y lo mejor".

El pastor Carrión no se ha topado con casos en los que la sanidad haya sido inmediata. Él cree que el encuentro con el Señor es instantáneo, que la persona entiende la necesidad en el momento, pero "del dicho al hecho, hay un gran trecho, acuérdate que los eventos pasan, pero el proceso continúa.

Verdaderamente, la vida en el Señor es una vida de proceso". Al decir "eventos", se refiere a las experiencias impactantes, digamos en congresos, conferencias o predicaciones, pero una vez eso pasa, se vuelve de nuevo a la rutina diaria con sus luchas, y es ahí cuando tiene que volver a caer en el proceso. Carrión señala que la voluntad del hombre es vital para la recuperación. De hecho, su ministerio atiende únicamente a aquellos que de verdad desean abandonar este estilo de vida. Asegura que es Dios quien le asigna las personas, tal como hizo con Charlie. "Cargar a una persona que no quiere caminar no es fácil, porque el camino del desierto para la sanidad es seco, a veces espantoso, y los mentores son muy importantes."

Bob Davies y Lori Rentzel en su libro Coming Out of Homosexuality (Salir de la homosexualidad), reiteran que el crecimiento espiritual es un proceso de por vida. Señalan que el obrar a través de las faltas y heridas pasadas de la persona, la inmadurez y las inseguridades, es un largo proceso para cualquiera, no sólo para quien se recupera de la homosexualidad o el lesbianismo.

El autor del libro 101 preguntas frecuentes sobre la homosexualidad, Mike Haley, escribió: "Debo recordar con frecuencia que soy una nueva criatura en Cristo (lea 2 Corintios 5:17) en el reino espiritual, aunque en el físico sigo luchando contra la tentación. Sin embargo, esto no niega el hecho de que vivo en completa victoria". Por otro lado, cuando le preguntamos a Carrión por qué existe la rela­ción o tendencia entre la persona que ha sido abusada sexualmente en su niñez que luego cae en la homosexua­lidad de adulto. A lo que respondió: "La culpa es de una naturaleza caída, porque el hombre cayó. La persona es una víctima del sistema de las tinieblas. Por eso, caemos, somos heridos, golpeados, abusados. Entonces, cuando venimos a la luz es que somos reestablecidos". Explicó que como el sistema del mundo es a favor del pecado, donde se tolera la homosexua­lidad y se ataca más la postura del que confiesa su problema. Por eso, la persona muchas veces opta por guardar su secreto para que no lo señalen y, cuando viene a ver, está metido en una lucha.

La heroína y los profesores

Para Nany la escritura en Romanos 8:28 que dice: "... a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien", se convirtió en prácticamente el lema de su vida. Ella no niega que ha sido un desier­to muy difícil de recorrer, pues en el transcurso se afectó su autoestima, y llegó a cuestionarse si es que era repugnante como mujer. En su proceso de restauración, se vio obligada a descubrir quién es en Dios. "Si vivimos en una conciencia de que no vivimos en una casualidad, nos damos cuenta que Él fue el que intervino. Metió su mano de una manera milagrosa. Dios te va llevando a un punto donde no hay manera de escapar, solamente para escapar a Él."

Ella añade que el hecho de tener hijos con autismo tampoco es una casualidad. Así como tampoco fue una casualidad el hecho que estudió educación especial en la universidad, años más tarde comprendió que hasta ese detalle estaba dentro del plan de Dios. Con una resplandeciente sonrisa, asegura que no puede dejar de hablar de sus hijos, a quienes describe como sus más preciosos profesores. Dentro del marco del escándalo, las habladurías y la vergüenza que tuvo que afrontar, los niños se mantuvieron protegidos en su mundo de paz.

Charlie está de acuerdo con su esposa en cuanto a que ha aprendido mucho a través de sus hijos como, por ejemplo, a ser pacien­te con los cambios, entender cuándo la gente es incapaz de actuar en amor, no retener el enojo, saber esperar por los milagros, no ofenderse y entender "que Dios tiene un exquisito sentido del humor". A su esposa, la describe como "la heroína de este libreto orquestado por Dios". Añadió que ella es la protagonista principal, el agente catalizador que Dios usó para desatar su sanidad. Asegura que si ella no lo hubiese confrontado, hubiese continuado viviendo en el engaño.

Cuando le preguntamos cuál es el deseo de su corazón, respondió: "Que Dios me permita cumplir con su propósito y ser fiel a la encomienda que me dio. Esta encomienda es ser un vehículo, a través de mi propia vida, de acercar a la gente a Cristo, y mostrar y modelar un camino para los que andan hambrientos en la casa del pan".

"Charlie para mí es una pieza importante en este tiempo. Charlie es el muchacho criado en la iglesia, el minis­tro de la iglesia, el hombre de Dios en la iglesia que Dios quiere usar. Hoy por hoy, él y yo podemos concluir que el Charlie que está hoy, jamás se puede comparar con el Charlie de 20 años en los altares. Estos ocho años en su vida han sido crucia­les, y es crucial para la Iglesia", comentó Carrión. Añadió que la Iglesia tiene que entender que este no es un problema de la calle, y es al Cuerpo de Cristo el que le toca tratar con el asunto. Asegura que el mundo va a seguir tratando la situa­ción como quiere, pero la Iglesia tiene que dejar de rechazar­los para aceptarlos y ayudarlos como hijos de Dios. "Charlie es un eslabón perdido que se acaba de unir hoy a la verdad de Dios, para que podamos trabajar con este asunto con seriedad y con el respeto que se merece. No es el último pecado en la lista, sino uno más que se ha olvidado o marginado."

Recordemos que "si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiar­nos de toda maldad" (1 Jn. 1:9). Dios siempre está disponible para darnos la oportuni­dad de empezar de nuevo.

fué la Biografia de Charlie Hernandez.

1 comentarios:

  1. Dios es grande en su infinita misericordia, gracias Señor por ese amor tan grande que tienes para tus hijos, te amo mi Dios

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