miércoles, 4 de enero de 2012

Durante sus 54 años de vida artística, Carmencita Lara popularizó valses que le cantan al desamor, la tristeza y la esperanza.Su voz quejumbrosa es como el pañuelo que alivia las penas y la nostalgia. “Llora cholo, llora. ¡Y sufre!” Así fue desde sus inicios, así lo es hasta hoy. Carmencita Lara no sólo ha viajado por todos los rincones del Perú, sino también por varias ciudades de Europa y América Latina, en las que convocó las catarsis colectivas en sus recitales.Sin embargo, en su casa de Comas, ella intenta superar sus tristezas personales.

Comenta que el asalto que sufrió en su hogar el año pasado la ha dejado sin recursos económicos. Además, le cuesta obtener las regalías de medio siglo de éxitos porque sólo tiene dos discos compactos reconocidos: Éxitos de Carmencita Lara y Siguen los éxitos volumen 2. Los aproximadamente mil discos de carbón y vinilo sólo sirven para el orgullo de la familia. Hace 54 años su esposo Víctor Lara le inventó a Julia Rosa Capristán García un seudónimo. Se prestó el nombre de su madre y la bautizó con éste para siempre. Así nació Carmencita Lara, conocida también como “la reina de la rockola”. Desde entonces, juntos saborearon los aplausos de miles de admiradores.

El acordeón de Víctor es el acompañante inseparable de la voz aguda de Carmencita, que es capaz de tocar el dolor de los corazones rotos de los melancólicos. Juntos embelesaron los coliseos y las radioemisoras de la capital que hoy sólo vemos en las fotos en blanco y negro. “Siempre hemos cantado a los pobres, a los humildes y marginales”, afirman.Sus temas pertenecen hoy a los recuerdos, pero sus mensajes no han perdido vigencia. “Olvídala amigo”, “El árbol de mi casa”, “Llora, llora corazón” y “Devuélveme a mi madre” son algunos títulos del ramillete de éxitos que en sus escasas presentaciones le reclaman como si se tratara de la canción más importante de la última semana. Nadie puede negar los aportes de la pareja de artistas a la música peruana. Ella acabó con el estigma de que los criollos no cantan huainos. Adoptó también por primera vez el sonido del acordeón y la batería en el vals peruano. Además, inauguró la fórmula exitosa de fusionar la voz femenina con el arpa. Otras le siguen actualmente los pasos, aunque no quieran reconocerlo.Pero la dama mayor de la canción popular está cansada y no desea subir a los escenarios ni efectuar giras como antaño.

Sólo el aplauso de su público la anima en ocasiones a coger el micro. Otras veces la insistencia de los empresarios termina convenciéndola.Tampoco es una figura habitual de los programas de televisión, no obstante haber sido invitada en varias oportunidades. “No me gusta cantar con pista musical, sino con el acompañamiento de mi conjunto.”Ni concede entrevistas ni participa en reuniones sociales. Carmencita Lara, la dama de las canciones tristes y amadas, preferiría vivir sólo de sus regalías. Mientras el estribillo y su voz sigan escuchándose en las emisoras, ella desearía sólo ver a su nieta convertirse en una Carmencita Lara nueva, pero que le cante a la alegría.

fué la Biografia de Carmencita Lara.

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